- Una pastilla de levadura fresca (25g)
- 1kg de harina de fuerza
- 4 huevos
- 100g de mantequilla
- Ralladura de medio limón y media naranja
- Un sobre de azúcar vainillado
- 200g de azúcar
- 300ml de leche tibia
- azúcar humedecido y almendra laminada para decorar
Deshacemos la levadura en la leche y
añadimos una cucharada de azúcar y 3-4 de harina. Removemos bien hasta
conseguir una papilla liquida y tapamos con un paño. Dejamos fermentar unos 15
minutos o hasta que veáis que la mezcla haya empezado a burbujear.
Tamizamos la harina y en ella añadimos el azúcar
vainillado y las ralladuras frutales, la mantequilla en punto de pomada y los
huevos (menos una yema que guardaremos para pincelar) batidos ligeramente con
el azúcar. A todo esto añadiremos también el fermento previo y amasamos. Es una
masa grasa, con mucho azúcar y necesita un buen trabajo de amasado así que esta
vez he recurrido a la amasadora. Una vez tengamos la masa lisa y bien amasada
dejamos reposar hasta doblar su volumen. Es aconsejable que tratemos este tipo
de masas en estancias cálidas y respetemos los tiempos de amasado ya que
requieren algo más de tiempo.
Para dar forma a los brioches he recurrido
a la clásica trenza de tres cabos y también he hecho un pequeño pan brioche. Os
dejo unas fotos del paso a paso. Cuando ya tenemos los brioches con la forma
deseada depositamos en una bandeja sobre papel vegetal y pincelamos con la yema mezclada con un poco de azúcar y leche. Dejamos que vuelva a aumentar de
tamaño. Antes de hornear cubrimos de azúcar ligeramente humedecida (podéis
usarla tal cual pero se carameliza) y en mi caso almendra laminada. Horneamos a
170-180 grados en el horno previamente caliente hasta su total cocción. Dejamos
enfriar antes de cortar los brioches. De estas cantidades salen 4 trenzas
grandes. Se pueden congelar perfectamente envueltos en papel film. De esta
manera una vez congeladas estarán tiernas como el primer día.
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