Hace unos días fue el cumpleaños de mi madre. Nada menos que su 50 aniversario así que la fecha merecía algo especial. Bien, pues pensándolo mucho deje de lado la idea de la tarta tan "especial" que tenía en mente ya que aparte de que mi madre es una mujer que apenas come dulce no le gustan los sabores fuertes, ni el chocolate ni las combinaciones de azúcar mortales. Aun así no la iba a dejar sin pastel ya que estaba segura le haría mucha ilusión soplar las velas con sus nietos así que me centre en que es lo que le podría gustar. Algo suave, sencillo y poco "exótico" y es así como surgió esta tarta. Ya os había mencionado antes los gustos peculiares de mi madre en la receta del Bien, os dejo con la receta que como veréis no podría ser más fácil y os aseguro que el resultado es increíblemente bueno.
Ingredientes:
- Una plancha de hojaldre
- Azúcar glas para estirar el hojaldre
-
250g de queso mascarpone
- 100g de azúcar
- Dos sobres de azúcar vainillado
- 250 ml de nata para montar (crema de leche, 35%M.G.)
En una base de tarta vamos colocando primero una plancha de hojaldre, cubrimos de crema y volvemos a tapar con otra plancha. Repetimos lo mismo hasta acabar con todas las planchas de hojaldre y cubriendo el pastel con la crema restante. Yo he usado una boquilla lisa depositando la crema en forma de espirales para no ejercer presión con las manos. En los laterales espolvoreamos almendra crocante (otra de las cosas que le gustan a la jefa ;) ) y en la parte superior azúcar glas. Aguanta el ajetreo de dos niños pequeños a la perfección, probado personalmente ;) pero no es nada que una abuela no le perdonaría a sus nietos.
Felicidades mama, te quiero mucho!
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