Ingredientes:
- 500g de pasta filo (ojala algún día sepa hacerla tan perfecta como mi abuela, mientras la tenéis en los grandes supermercados ;) )
- 400g de almendra tostada y troceada (se usan nueces crudas en la mayor parte de recetas pero este detalle es otro punto personal que quería incorporar)
- 200g de mantequilla
- Almíbar simple - 500g de azúcar + 500ml de agua
- Una rama de canela
- La piel de medio limón
Abrimos las hojas de la masa filo y engrasamos el molde deseado - en mi caso ha sido una bandeja rectangular para seguir la forma de las láminas. Deshacemos la mantequilla y troceamos las almendras tostadas con la ayuda de una picadora. Hacemos el almíbar simple poniendo a hervir el agua con el azúcar, la canela y la piel del limón. Cuando rompa a hervir dejamos unos 5 min y apagamos el fuego. Para montar el pastel colocamos dos láminas de pasta filo, rociamos con mantequilla y espolvoreamos almendras generosamente. Volvemos a tapar con otras dos láminas y repetimos el mismo proceso hasta acabar con los frutos secos, la mantequilla y dejando como última capa superior las láminas de masa filo. Cortamos con un cuchillo bien afilado bien en pequeños cuadrados, rectángulos o como en mi caso - triángulos. Horneamos a 180 hasta que la Baklava este dorada y sacamos del horno. Aún caliente cubrimos con el almíbar y dejamos que se enfríe. Una vez fría guardamos en la nevera por un mínimo de tres o cuatro días aunque cuantos más días pasen más rica estará. Pronto os dejare receta de la auténtica Baklava pero mientras os animo a probar esta delicia que no suele dejar indiferente a nadie. Mientras os invito que visitéis las propuestas de mis compañeras para armaros de ideas Navideñas que pasan las fronteras españolas - aquí.
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